Te he tratado de encontrar en el perfume del buen amante.
He intentado probar la primavera mórbida llena de escencia de las rosas del Abril.
Sigo capturando escenas con mi mente, meneo la cola, y muevo el tirulú.
No sé que debo hacer, para atraer tu atención, no se como fué
que el color de tus ojos de mar se perdió en la inmensidad del universo del placer.
No sé si fueron tus labios carmesí los que chuparon de mi toda la vitalidad de mi pasión.
Quizá fue el olor de tu virilidad que despojabas con el sudor de este crudo calor.
O fué el calor el que te dejo crudo y sin virilidad, la cuál chupaba y amamantaba con mis tiernos roces ingenuos de inocencia.
Dicen por ahi que soy el peor de los míos, y que en mis tiempos jamás podrá haber otro como yo, sin embargo no uso la bandera de la egolatría, ni el asta de la incredulidad, uso como fin único mi carnal masculineidad.
Así pues y escribiendo soéces vientos de placer, y esculpiendolos en tu memoria, dulce recuerdo de pasión, plasmarás a tu vida en tu futúro sin compasión...
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